No fue buena la primera sensación producida al ver la portada de este libro, con la imagen de esa bicicleta de incómodas ruedas que producen mareo de sólo imaginártelas rodando. Su título, «Aporta o aparta», parece una oda al egoísmo en su versión imperativa, por no hablar del subtítulo « Elimina de tu vida todo lo que no te deja avanzar», otra orden directa a sumar al total de obligaciones diarias, y que para más inri, te coloca al nivel del creador del mundo; has de saber «todo» lo que se supone «que no te deja avanzar» , y en caso que lo ignores, ¡oh, milagro de los milagros!, leyendo sus páginas lo averiguarás. Por si fuera poco con lo anterior, la información que nos brinda la solapa de la portada, respecto a su aparentemente joven autora, es que tras licenciarse en Psicología, ejerce en sus consultas de Barcelona, Valencia y Mallorca, y que «además posee diversos másteres». No sé si a algún tipo de lector le impresionarán este tipo de informaciones inconclusas, tan asociada
*Los días pasaban y continuaba tomando notas de cuanto ocurría. Es curioso la de cosas que se observan desde el otro lado del mostrador. Si tuviera que definir una característica común al cliente tipo, esa sería la sonrisa. Gente dispar, sin parecido apreciable, luciendo idéntica expresión a la hora de pedir su helado. Creo que es la sonrisa de la felicidad. Y me sorprendo pensando el porqué al escuchar esa palabra, «felicidad», automáticamente imaginamos otra vida distinta de la nuestra. Acaso la tenemos tan idealizada que nos cuesta trabajo dar con ella y la consumimos mientras seguimos añorándola. Una cosa tengo clara, si algún día descubro que esa sonrisa no era la de la felicidad, no tendré dudas, era la de La tregua. Las primeras páginas de este libro se me hicieron demasiado monótonas. El palpable pesimismo, unido al formato de diario en que se desarrolla la novela, estuvo a punto de precipitar el cese de la lectura. Por suerte cuando esto sucedía, saltaba una chispa,
Las historias de la gente de campo han de contarse con la sencillez y cercanía precisas para disfrutarlas sin necesidad de recurrir a interpretaciones o tecnicismos que las desvirtúen; El corazón de los caballos está narrado con esos criterios. Pablo Hermoso de Mendoza , el hombre que cambió la concepción del toreo a caballo, se apea del mismo para deleitarnos con una aventura real, que, más que una temprana autobiografía, es un compendio didáctico y muy ameno, orbitado alrededor del caballo; doma, crianza, anatomía, veterinaria, equitación, psicología y muchas caricias, «la violencia no sirve de nada en este mundo, y menos con estos animales». De familia muy humilde, Pablo se enfrentó a la vida escolar (y militar) con la rebeldía de un potro sin domar en manos de un mal domador; «para mí tanto la escuela como el cuartel fueron dos cárceles en las que nunca entendí por qué tenía que estar encerrado» . La relación con su padre, tratante de profesión, era dura para un niño q
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