Salvar a Mozart ~ Raphaël Jerusalmy

Reza un viejo proverbio oriental que es fácil matar al emperador si no tienes miedo a morir en el intento; Otto Steiner, protagonista principal de Salvar a Mozart es un firme candidato a intentarlo. De mediana edad, ascendencia judía y enfermo de tuberculosis, pasea su soledad entre los muros del sanatorio que le arropan a modo de sudario mientras se aferra a la música como única conexión con este mundo. Reconocido musicólogo, cuando puede se escapa extramuros y asiste a algún concierto, siendo estas breves huídas, unidas a las visitas que recibe de su amigo Hans y de la arrendataria de su vivienda, la escasa percepción que le llega de la realidad exterior.

La obra se desarrolla sobre el diario que Otto relata furtivamente entre julio de 1939 y agosto de 1940, al que une algunas cartas escritas para su hijo. En sus páginas va desgranando las miserias que se suceden en ese lazareto salzburgués, donde sin haber llegado a morir, permanece desterrado del mundo de los vivos.

«No me queda nadie. Vivo rodeado de moribundos, enfermeras ariscas, gallardos soldados y ciudadanos ocupados, solo, tras las bambalinas. Ya no formo parte del decorado. Todo se aleja, poco a poco. Sin retorno.»

Afuera transcurre la guerra, de la que Otto solo percibe ecos deformes, menos preocupantes que la enfermedad que le ha aislado entre los moribundos. Los nazis han acaparado cada símbolo cultural usándolos como armas políticas, convirtiendo Salzburgo en la capital cultural de un régimen que utiliza la música como cómplice de sus atrocidades, y eso es algo que exaspera a nuestro protagonista, que concibe la música como algo universal, una dimensión superior a cualquier barrera e ideología, que en la cuna del propio Mozart está decidido a impedir sea vulnerado. Las diferencias son desorbitadas, un tuberculoso contra todo un imperio, pero los hados a veces sorprenden facilitándole no solo la posibilidad de matar al mismo Hitler, sino de dejar en evidencia la ignorancia musical de todo su ejército.

Salvar a Mozart es una novela corta que ambientada en otra época refleja exclusiones sociales muy actuales, como la soledad que ahoga los geriátricos o la angustiosa impotencia de los enfermos terminales, y cómo obviamos la facilidad con la que podemos ocupar esos lugares. Letras cargadas de humanidad e ironía donde frases sencillas en el contexto se tornan descomunales; una trama en continua transformación tras cuyo desenlace afloran en el lector sedimentos de párrafos no escritos por Jerusalmy, reflejo de la desdramatización de una denuncia social no admitida a trámite.


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