El corazón de los caballos ~ Pablo Hermoso de Mendoza
Las historias de la gente de campo han de contarse con la sencillez y cercanía precisas para disfrutarlas sin necesidad de recurrir a interpretaciones o tecnicismos que las desvirtúen; El corazón de los caballos está narrado con esos criterios. Pablo Hermoso de Mendoza, el hombre que cambió la concepción del toreo a caballo, se apea del mismo para deleitarnos con una aventura real, que, más que una temprana autobiografía, es un compendio didáctico y muy ameno, orbitado alrededor del caballo; doma, crianza, anatomía, veterinaria, equitación, psicología y muchas caricias, «la violencia no sirve de nada en este mundo, y menos con estos animales».
Hoy en día Pablo Hermoso de Mendoza es
Catedrático del toreo, y a pesar que desde muy joven combinaba las rutas a
caballo con otras modalidades hípicas como el raid o el salto, no fue hasta el
día que presenció por televisión una corrida de rejones en Las Ventas, cuando
quedó seducido por este arte; el impacto fue tan fuerte, que esa misma noche
cabalgó convencido que él sería torero.
Solitario en su Navarra
natal, alejado de los grandes maestros de la equitación, tuvo que aprender a
fuerza de aplicar los pequeños detalles que veía en los libros y videos que
caían en sus manos, llegando a enfrentarse sin ninguna preparación a su primera
vaca, una «hembra resabiada de siete u
ocho años» creciéndose, como el toro
bravo, ante el castigo y las dificultades, «y
me paré a pensar que, si aquello era mucho más difícil de lo que parecía, aún
merecía más la pena seguir indagando.» / «nunca recibí clases, sino que me dedicaba a “robar”, como las urracas,
las cosas que les veía hacer a los demás rejoneadores». También así fue
aprendiendo nociones básicas sobre la lidia, como que el sencillo hecho de que
al toro no se le sangra por gusto de nadie, como opinan quienes careciendo de
cultura acometen contra la fiesta, sino «para
que pierda algo de fuerza y no se congestione».
Llegado 1990 decide beber del manantial del toreo a caballo y emprende viaje a Portugal en
su viejo Seat 131, siendo recibido en casa de Pepe Lupi, y posteriormente en la
de Joao Moura; los consejos de este último profundizan en nuestro artista, quien le considera su único maestro. En estos viajes fue germinando el fruto de muchos años de
trabajo, y aplicando a su concepción del
toreo, la filosofía de los cavaleiros portugueses, consiguió transformar sus
caballos en ágiles muletas de 500 kilos, convirtiéndose en la figura más
grande de la historia del rejoneo.
El corazón de los
caballos está narrado por Pablo en primera persona, ofreciendo en su lectura la
cercanía de estar compartiendo con él una amena sobremesa. La sencillez de sus
palabras hace que tecnicismos ecuestres se tornen explicaciones coherentes para
el profano, poniendo de manifiesto desde observaciones básicas, como el
movimiento de las orejas equinas, lecciones de anatomía donde explica de
manera sencilla aspectos como la diferencia funcional entre la largura del
cuello, la dureza de la boca «la boca es
solo un reflejo de todos sus defectos o virtudes físicas» o el remetimiento
de los posteriores bajo la masa. En el texto, el autor nos desvela infinidad de
anécdotas, algunas muy personales, como el contrabando de caballos entre
España, Francia y Portugal, los problemas que le dieron muchos de sus caballos
más conocidos, entre ellos las dificultades para convertir a Cagancho en
estrella del toreo y cómo «aquel potro,
que hubiera sido desechado al primer vistazo por un tribunal de la raza
lusitana, se convirtió prácticamente en el prototipo del caballo de rejoneo»,
alcanzando cuotas más altas de celebridad que cualquier otro caballo de la
historia. No escatima Pablo en desvelar aspectos económicos, de los que se
hablan en los despachos, ni en referirse al precio que pagó por Cagancho o al
cheque en blanco que rechazó de un comprador anónimo colombiano quien le
ofrecía por un solo caballo, más dinero del que pueda llegar a ganar en toda su
carrera como rejoneador. Igualmente nos detalla polémicas surgidas con los
compañeros de plaza donde llegó a haber «codazos», u otras como con los
hermanos Domecq, quienes quisieron atraparle con un exclusivo contrato, o las
consecuencias derivadas de su negativa a torear si no le pagaban como al mejor.
A través de mil y una
historias vamos siguiendo las andanzas de un hombre que salido de la nada se
convierte en figura mítica del rejoneo,
llevando su espectáculo cultural por medio mundo, recogiendo desde el
albero características afines a cada pueblo. Llama la atención la gran afición
que tiene Estados Unidos, con clubes taurinos muy activos, el fervor mexicano,
en cuyo aeropuerto fue recibido por más de 100 periodistas con campañas de
promoción al nivel del artista más prestigioso, o la élite portuguesa, «Lisboa es la cátedra del rejoneo y la plaza
que más me impone de todas las de los nueve países en los que he toreado».
Mención aparte lo cultamente preparado que asiste a la plaza el público
francés, «es un gusto ver allí en los
toros a intelectuales, a pintores, a escritores, a cineastas o a gente famosa
de París que buscan en la fiesta lo que no encuentran en otros espectáculos:
autenticidad, vida y muerte, plasticidad, color, pasión… toda esa mezcla de
emociones que les engancha.»
Una estupenda historia
real que será el deleite de cualquier aficionado al caballo, al toro y en
general para cualquier amante de los animales; una vida que ha sido un continuo
intento de superación. Un jinete, un centauro, un matador de toros.
«El toro es un prodigio de la naturaleza que vive en
libertad, en unos parajes que no disfruta ningún animal doméstico, durante más
años que cualquier otro destinado a la producción y, sobre todo, nunca se ve
humillado. Después de cuatro años se le mete en una plaza y se le engaña, pero
no se le humilla, ni se le maltrata ni se le tortura, como se asegura
falsamente, sino que muere con honor y dignidad en el calor de una lucha
honesta. Yo al toro le respeto, pero no le tengo compasión, porque sería el
peor desprecio que se le podría hacer. Prefiero admirar y temer de él esa
fiereza, esa seguridad en sí mismo, esa capacidad de ataque a todo lo que le
rete, sin miedo a nada, y esa voluntad de liderazgo».
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